Mi viaje comenzó a los 24 años, cuando descubrí mi pasión por hacer lo desconocido conocido. Esta curiosidad me llevó fuera de mi zona de confort y hacia nuevos desafíos. A los 30, decidí que ya no solo quería ganar dinero, sino hacer algo significativo y sostenible: un punto de inflexión en mi vida.
A los 39, alcancé mi mayor éxito empresarial y fui nombrado el socio más exitoso entre 500.000 representantes en Busan, Corea del Sur. Sin embargo, este éxito me mostró que el camino es tan importante como el objetivo.
A los 42, a través de una gran pérdida financiera, aprendí a redefinir mis prioridades y a ser feliz con poco. Esta "escuela de formación de carácter" valió más que la pena.
A los 50, decidí que ya no solo quería sobrevivir, sino disfrutar de la vida en plenitud. Hoy, miro mi viaje con gratitud y espero con entusiasmo seguir haciendo lo desconocido conocido, con un sentido más profundo y una mayor apreciación por el camino.